7 tentaciones a las que sucumbir en Bologna
Bologna es una de la debilidades de Lola, quizá porque allí escuchó por primera vez a Lucio Dalla y su Piazza Grande, descubrió los canales de su pequeña Venecia o recorrió sus más de 40 km de pórticos que llevan a la Iglesia de San Luca situada en la colina. Quizás por el encanto de sus tejados y fachadas de color terracota o por ser la madre de la universidad en Europa, que fue creada en esta ciudad en el siglo XI. O por ser la ciudad de Raffaella (de la que se declara su gran fan) o de Lunapop y su Vespa Special. Pero si hay que destacar alguna causa principal, es porque Bologna es un paraíso gastronómico imposible de resistirse. Por eso en este post os contamos las 7 tentaciones a las que sucumbir en la ciudad rossa. Porque como dice George Bernard Shaw «no existe amor más sincero, que el amor a la comida».
1. El café de Forno Brisa
Si hay algo que hacen los italianos a todas horas, es tomarse un café. El capuccino está restringido al desayuno, pero las variedades de espresso (solo), marrochino (con chocolate) o macchiato (cortado) se pueden tomar al cualquier hora del día, con su correspondiente bicchiere d’acqua (vaso de agua). Pero un café será siempre un café. Para una buena colazione, os recomendamos el Forno Brisa (Via Castiglione, 43) en cualquiera de sus sedes. Con su lema «Fanculo la dieta» podréis disfrutar de un buen café con grano 100% arábica acompañado con un cornetto con pistacchio o pan recién hecho con mermelada casera.
2. La birra en Piazza Verdi
Llega la hora del aperitivo y tomar una cerveza en Bologna es una invitación difícil de rechazar en esta ciudad con mayoría de estudiantes. Uno de los mejores lugares para disfrutar de un buena birra italiana (recomendamos la famosa Menabrea de la vecina Piamonte o la sarda Ignusa) es la conocida Piazza Verdi. Esta plaza situada en pleno barrio universitario debe su nombre al genial músico italiano Giuseppe Verdi y destaca por tener ambiente a cualquier hora del día. Será difícil elegir el sitio, pero os recomendamos la Scuderia (Piazza Giuseppe Verdi, 2) o el Bar Piccolo e Sublime (Piazza Giuseppe Verdi, 4/a).
3. La Mortadella de la Prosciutteria
Comer en Bologna es un placer, por eso esta ciudad recibe el apodo de grassa, por ser cuna de entre otros manjares, de la famosa Mortadela de Bologna IGP (Indicazione Geográfica Protetta). Probarla recién cortada, bien sea en panino (bocadillo) o en tagliere (tabla) es imprescindible. Para ello, os proponemos la abarrotada Prosciutteria (Via Guglielmo Oberdan, 19/a), dónde no solo podéis probar la mortadela sino otros embutidos clásicos de la zona como la bresaola o el prosciutto de Parma. Aprovechad para daros un paseo por la calle Zamboni, seguro que os encontraréis a recién graduados cantando «Dottore, Dottore…«, toda una tradición estudiantil en Bologna.
4. El helado de Castiglione
Tras un buen pranzo, la excusa para darnos un capricho dulce se llama: gelato. Porque tomar un helado en Italia es una tradición atemporal; incluso en invierno es bueno momento para disfrutarlo. Ya sea en cono o coppetta, no os podéis ir de Bologna sin probar uno, y qué mejor lugar que la Sorbetteria Castiglione (Via Castiglione, 44 d/e) la elite de las gelaterias, incluida en la lista de mejores heladerías de Bologna en 2020 por Gambero Rosso.
5. La lasagna de Trattoria Giampi & Ciccio
Como podéis suponer, Bologna no es la mejor ciudad para estar de dieta. Pero es que estando en la cuna del tortellini y ragú (similar a lo que en España se llama boloñesa), no podemos dejar la oportunidad de darnos un buen homenaje y probar alguno de estos deliciosos platos de pasta fresca. Os recomendamos la Trattoria Giampi&Ciccio (Via Farini, 31) allí podéis tomar una lasagna o tortelloni all’acceto balsamico acompañado de un vino Sangiovese. Aprovechando que estáis a 2 min de la Piazza Santo Stefano, os recomendamos visitar uno de los secretos de Bologna, la iglesia de las siete iglesias.
6. El parmigiano reggiano de caseificio
El parmigiano reggiano es el producto más exportado de Emilia Romagna, es DOP (Denominazione di Origine Protetta) y solo se produce con leche de vacas de esta región de Italia. Es el ingrediente perfecto para aderezar cualquier plato de pasta (a excepción de la pasta con pescado o marisco), una ensalada o sencillamente disfrutarlo solo. Lo probaréis en todas sus modalidades: desde la ricotta a los 12, 24 o 48 meses de curación. Sin duda, el mejor sitio para descubrir todos estos secretos, es visitar un Caseificio o latería, lugar donde se produce el parmigiano. Emilia Romagna cuenta con más de 300 sitios oficiales, muchos de los cuales se puede reservar visita guiada través de la web del Consortium. Nosotros nos decantamos por el 4 Madonne (Str. Lesignana, 130, 41123 Lesignana Modena) a 50 km de Bologna.
7. El helado frente a le due torri
Para despedirnos no nos queda más que subir a la famosa Torre degli Asinelli, solo si ya nos hemos graduado, ya que la maldición cuenta que de lo contrario nunca podremos terminar la carrera. Y como recompensa tras esta subida de 498 escalones, un gelato en la Gelateria Gianni (Via S. Vitale, 2a). Esta heladería situada enfrente de las dos torres y justo a la entrada de via Zamboni, cuenta con nombres tan estrambóticos como «el señor de los anillos» (hecho con kinder bueno), uno de nuestro preferidos.
Aquí os dejamos las localizaciones de los sitios que hemos comentado en Bologna.
Lola siente una conexión especial con Italia, como podéis ver en las distintas entradas de nuestro blog, donde es difícil elegir entre los destino del norte: como Turín o Roma, o los planes del sur como Nápoles, Sicilia oriental y occidental o Calabria. Por eso os animamos a seguir descubriendo este país que tanto nos ha enamorado.